las esperas antagonistas de mi memoria de pajarita

de alas cortadas

se disipan en mis arterias perezosas mientras tus pies se acercan

callosos, lastimados, sangrantes y fuertes.

siempre recordàs mi nombre, mi apellido y el comienzo de mi DNI y siempre

entregàs un comentario a esas nubes que nos tapan el sol y nos entregan

una sombra donde siempre se respira otoño y la calidez de un viento tibio.

vas a mirar  a lo alto y me vas a entregar una descripciòn sobre  a què se asemejan algunas 

nubes -o cùmulos de vapor neblinoso atravesado por rayos solares - 

en sus formas. reiremos junto a la acciòn de ir  descascarando

mandarinas mientras los grados centìgrados de los enlaces de un destino sin significante

para las ramas secas que se quebraràn y caeràn ondulantes para  finalmente quedar

ensartadas, colgantes pero sobre todo balanceàndose entre otras ramas aùn verdes.

intentaremos unir palabras y acciones y seremos traductores de la lluvia en busca de sinònimos

para nombrar a ese olvido que recuerda a tus pasos.

 con muecas que barrenan nostalgias de las cenizas

del otoño manso, esquivo y bifurcado,

dono el cuerpo desprovisto de fragmentos

situacionales y fìsicos

a la aterradora tarea de querer lo que sea

que  entregue un sueño humeante  de plantas vaporosas

y pendientes de charlas.

 cosechan paisajes de fuego 

mastican las cenizas 

enaltecen el magma en las ramas

cuelgan retazos de carnes en los àrboles petrificados

abrazan sus nubes de cielos rayados 

 soplan hechizos para los vientos.

y asì, confundidos por la turbaciòn, el odio y el espanto,

 aman en la palma de sus manos 

mi mirada ajena entorpecida de desarraigo.

 el cronograma de la resistencia

que percibe las aguas agitadas

de la mirada propia anidada en las raìces de los àrboles

erosionadas por  el rìo, 

ha decidido morir de combustiòn espontànea

al abrazarte.

ha decido abrazarte la resistencia 

de las raìces erosionadas por el rìo

agitadas por la combustiòn espontànea

del cronograma  escrito por pàjaros

que anidaron en el abrazo.

las raìces de los àrboles que resistieron al rìo

agitaron una combustiòn espontànea entre

la mirada propia y la mirada ajena que se

erosionaron en un abrazo anidado en el calendario.

///en esos tiempos cuando  la memoria del rìo se nos incendia/// 

 en el jardìn editorial comestible

maduran palabras que no fueron pronunciadas.

en alquimia de tierra brotaron puntuaciones y

una gramàtica inentendible.

la neblina oculta la montaña y parecen obras màgicas 

los manantiales de adjetivos para armar en ramos.

el punto final, el fin del camino, la tala de paisajes

y nosotros existiendo nativos.  

Soy una domadora de automòviles y 

mi ruina demuestra la metàfora

de todo lo que te quise.

los sueños vìvidos me cuentan

de los viajes veraniegos y de tus

sentimientos nativos.

los pies en el rìo, el reflejo del sol,

el jardìn privado, su laberinto de glicinas

y tus besos en plena descomposiciòn.

editamos nuestra relaciòn en sitios

botànicos y echamos raìces en descuidos.

Ahora arrivan los refusilos mientras  miramos el cielo

con su tonalidad de grises otoñales y

abrazamos al ombù invocando un  rayo.

somos una relaciòn de llanuras y

paisajes enterrados.

 Antes de desparramarme sobre tu mirada infinita

y una porciòn de tiempo despuès de atravesar galaxias de narraciones

pero sobre todo con pesadumbre en este presente que late volcànico,

ingiero palabras cuànticas 

para curar las bases de mis destinos y de mis posibilidades (quizàs) perdidas

y lograr sostener  a ese futuro diàlogo que te entregarè con oraciones fugaces 

para que te atraviesen complacientes y comprensivas 

casi al mismo tiempo en que te estès mofando de  mis creaciones.

Si suceden los borrones, correcciones, notas al margen y grandes signos de interrogaciòn

y si sucede

un gesto no verbal de objeciòn y reprobaciòn contenida , al nacer de vos, 

me prepararè para que no duelan.

Por tal motivo  las leerè con visiòn kintsugi.