El sueño postergado
habla y se pegotea en
la orilla de la cama destendida.
se acurrucan los cansancios
y el letargo se convierte en monotonía.
caducamos desentendidos
por la magia de no extrañarnos.
Chubascos
Dibujamos veranos de natación
para seguir resoplando el agua clorificada
quebrada de lluvias.
Regamos nuestra cartografía zambullida de palabras apneas y
te leo en voz marítima el guión de una película acuática.
Mientras tanto
tu panza se ofrece manantial intermitente a mis clavados de lagunas mentales.
Me habla a partir de los posibles
y le contesto desde los quisiera.
Palabras que desnudan acciones prologadas
no propias. Me gustaría que
sean de nuestra inventiva, pero
hablamos arrancándoles esos desànimos a poetas
que están entre sures, desdichas y en resistencia oníricas
ante las interpretaciones otorgadas de lugares raídos
para saber del otro que nos habita y dejamos jugando en distancia de bibliotecas.
Brazadas en aguas imaginarias. Respirando editoriales caducadas.
Fui colapso junto al otoño
cubierta de hojas tonalidad lágrimas
que acompañan a soñarte.
¿Qué se desprende cuándo te dejan
en deriva apuñalada? Porque siento esa ausencia.
Me falta y parece que eso es extrañar. Pero sino te pasa a vos, tampoco a mí
¿Para qué
sostengo tu ningún lado favorito de la cama?