escucho las palabras ausentes
estoy en una quimera
cambio los papeles
lavo las canciones
fotografío autos y
tu nombre opina en distancia
transpirada de simpatía.
distingo acurrucada tu actitud
burguesa de callar. aparco sin asombro
las contestaciones caducadas, pero alucino
ante el efecto de tu preocupación para llegar
hasta mis complicaciones de manifestar el aburrimiento
de tus retornos de mensajes reenviados sin momentos.
¿sabés ya que ocurra todo lo que ocurra, o suceda hasta lo
impensado mi respuesta siempre es sí? acá estoy, básica e imaginando
tu cara de desquicio por mi efecto inexpresivo de cariño
esperando que adivines lo marchito de estos sueños en
orfandad superior, de aparición posesiva ante el fragmento de abrazos deslucidos
que dejaste en pausa al no dejarme elegir la música del viaje que jamás hicimos y
que supiste inventar en un verano estático y portentoso para aclamar.
y reclamar continuidad.
que ya no se describen paisajes, sino las teorías sobre los afectos. cansada de las repeticiones y divagando sin coherencia alguna, con los pómulos sonrojados y un texto borrado: traeme porro.
fuera de esta energía los edificios camuflándose con la noche gris, las persianas ruidosas, trinares monótonos, y el aire fresco que puede suplantarse con tu saliva.
una queja constante de ausencia, una negoción y la muerte con la destrucción de las autopistas. calles que no cambiaron de estación y permanecieron otoño para que encontremos autos y abrazos. todo para nosotros.
y todos los derivados del pensar son siempre en plan de: esto es mucho un montón.
traeme porro.
Tendrìas que contarme las cosas que anticipaste hace semanas y meses y años atràs. Un lapso que no comprendès. Vas como infante saltando la rayuela. Equilibrista de oscuridad. La piedra arrojada desde tu boca y el cielo en pleno temporal de Santa Rosa. El agua en la nuca refresca. El aloevera hidrata la yema de los dedos. Tanto escribir, las ampollas crecen y explotan. Pedaleamos videojuegos para cubrir cualquier diàlogo. El silbido de los frenos y el piar se funden y llego hasta acà.
Estaba el impacto en papel Polaroid. Un verano con chubascos de espejos retrovisores y los estacionamientos en huelga. Los bocinazos y la autopista en alquimia de atardecer para armonizar todos nuestros silencios. Las luces automáticas se encienden y nos sombreamos de futuros que no llegan. Bailan las evidencias del vuelco. Despiste. Clavado de chapas.Esas luces traceras tienen otra mirada a la mía,que está gacha,re en antología o antítesis o antónimo o lo que se asemeje a lo que soy yo tratando de ocultar la golosina que quería regalarte por cursi y que voló en algún momento entre la curvita donde intenté besarte y justo el tráfico aceleró un milímetro y apretaste el acelerador y besé el portanuca entonces vos quisiste abrazarme y unos gritos de alguien calificándote de pajero y rata. Pagá el hotel pedazo de pajero que estoy harto de bla bla.Quedamos en bajadita y la luna con niebla anuncia lluvia era la oración en mi cabeza. La asociaba e hilaba a cama inmediata, con tu insolencia.
Cuando me pensás te siento. Y espero que no seas vos.
y si ninguno somos nosotros?
y si a partir de lo inusual
acepte tu propuesta y vos aceptas mis ideas.
y si venìs a visitarme
tal misiòn superior sin vueltos
en los lugares. te cumplo que caminarìa la
decisiòn al momento del abrazo.
y el sonido a pelea de tus huesos,
horrible, intenso, estando, deslizando
palabras sin alimento. nutridas a la vista,
cambiamos las penurias
y repetimos
las mismas posibilidades,
obsequiándote mi porciòn,
señalando generalidades---
variantes de flores en almíbar
glasé de abrazos, distancias batidas
junto a los silencios mientras la espera
continúa en cocción.
de meses decorados con patrones de
temporadas surtidas en conservas
de encanto saturado.
mordida letal y sublime
adaptada a la insistencia
procrastinadora de la fruta fresca
vencida por tus manos de crema.
no te mientas
si entregàs packs de despedidas
por el temor a deletrear todo
lo que punza en las remakes de
imàgenes cuando te enredàs
en los silencios pedantes.
adecuar el corazòn quebrado
y la nostalgia de enterarse
que las palabras estàn de màs.
flores en el pelo y tus manitos de hacha.
ayer, fue hace mucho siglos.
pero siempre estàs, en una poesìa mediocre
y en el orgasmo màs sensual.
un descanso.
señal exagerada desde el màs allá cercano,
regala epifanías tristísimas para evitarse.
lloro màs de cinco minutos,
y el dolor tan tenso e hiriente,
una vez que te atraviesa,
rehùye y algo de la cuerpa se cae.
se condensa en tus palabras mentidas,
y se derrite en los omòplatos
punzante en la columna.
¡una delicia crecer!
y tanto tiempo que triturè los brazos para no conectar a tus huesos.
magnífica la devastación perturbada de
la hoja pudriéndose en el recipiente
que perdura los inviernos de tus visitas.
escupo tintas, un oficio vil
porque te puedo recordar.
son esas horas de fregar las percepciones
por conjeturar cuánta es tu voluntad.
todo un recorte. un adosado en las tildes.
pero siempre, con delicadeza y el abrazo
derretido a la altura de las orejas.
monstrua marina, cetàcea librera,
fealdad en fase experimental a tus desprecios
por los halagos entregados a quien envenena mi calma.
las palabras, las mismas que quisiera leer y atesorar
son de otras mareas. se burlan. humillan. te critican
y ya no puedo defenderte.
sos quien hiere, y soy quien llora,
con las cobijas hasta la cabeza.
una cueva.
mi protecciòn.
poder dormir con el adjunto del descanso, ya es
categorìa social cuadrante de Fetiche. la misma droga
y gramos afecta diversa en cada ente. ahora se
lo que me pasa con tus libros. son un derrame de
conceptos extraños que siempre comprendì y con
el punzòn perforè. trepanaciòn. esa palabra me une a vos.
cuando te conocì tambièn supe de tal amada acciòn-
en verdad, una pràctica.
trepanar. no me voy a suicidar.
pero de a poco. aceptando a la voz ficcional,
mi fetiche serà la vigilia.
quince minutos para armar el porro
terminar de juntar los ùtiles para trabajar
herramientas prefiero evitar.
papeles, recortes, pegamentos y la sonrisa
de pastillas recetadas. la velvet no under sino que sube
y me lavo los dientes . antes saboreo el jugo de la mandarina
sorbo el mate. fumo un toque y largo a caminar. hasta llegar al el
diagonal y recovequear el aula asignada.
ñoña llevo hasta el proyecto escrito.
tardo por escribir pero tengo la certeza que largar palabras
paraliza el tiempo.
porque me lees.
¡cuànta pereza salir!
mis mùsculos se atrofiaron
de tanta fuerza que hice al soñar seguido para recordarte.
algunas veces te pensaba siendo planeta de pàjaros
que aleteaban sobre mi cara, entrecerrando los ojos
e intentando sonreìr pero deseando que terminara pronto.
tambièn existieron algunas siestas donde fui vencida por la pena y la solitariedad
porque fuiste fiesta total para cuerpos ajenos.
y yo tan virginal en mi cama que hasta el deseo se fue chorreando rutas para alcanzarte.
por supuesto, sucedìa que otras mañanas, la tranquilidad de la pereza
consolaba la ausencia en lecturas
y juegos en la plaza, disfrutando el permanecer
recluida en los cilindros plàsticos.
y destripada la ilusiòn, las flores,
lo sucedido y borrado el pasado
es que soy cyborg
sòlo los dìas de lluvia.
con los sueños
tengo una sinergia que tritura el momento y
contradice al fuego de palabras visionarias.
tengo al frìo motivado para que la cama siempre estè tibia,
hay chubascos valiosos, el pequeño
y distraìdo
descanso es sincronìa
de un poquito màs. creyendo en
la expansiòn de los cuentos
disciplino al todo
sangro por lo especial.
absorbo los momentos.
mucha pretensiòn desde mi frecuencia de largar los abrazos
abrojos para adherirlos a tu piel, que por tus indicaciones
fueron rechazados.
y tu inestabilidad que traiciona
se manifiesta en tus besos sabor fibra de vidrio,
fue lo ùnico que ofreciste con soberbia automotriz.
caì y quedaron las rodillas y el codo izquierdo
sin piel.
àspera la carne, roja, ardiente.
un poco de sangre en la boca. y la uña arrancada de cuajo. adornado el dedo de suturas futuras.
el que pasea el perro pregunta si estoy bien.
le contestè que pensaba en vos
y esta era la respuesta.
la cuerpa lastimada para transformarse.
y desde entonces me fascinan los procesos de curaciòn.
hoy no quise tender la cama
ni ordenar la mesada
tampoco enchufar la heladera
y por consecuencia no cenar
para no lavar platos porque ademàs me da pereza guardar los que
estàn ocupando toda la bacha.
no quise reordenar ni los que necesito
porque al estar abajo de cosas que no pienso secar no por no querer hacerlo, adoro secar, fregar la superficie,el chirrido del trapo sobre el vidrio que se resbala, algùn vaso roto, las tazas manchadas de cafè y si ahora realizo la acciòn de secar siento
que suena a dejar o a resequedad y remito al otoño y a las hojas ocres en veredas anaranjadas ocreadas tambièn, las frazadas extendidas desde la rodilla hasta abajo,
y pelìculas de fondo
y siestas soñadas
y sueño
un poquito màs
hoy decidì,mientras cuchareo el helado, que
tampoco pienso tender la cama, ni dar el vuelta el colchòn.