jueves, 21 de abril de 2016

......

Decime a què hora de la noche asì capturo los grillos

para que te desveles en mis brazos.

Paseate en bicicleta que sè emparchar, enderezar el manubrio ,

aceitar la cadena,

subir y bajar el asiento y mantener el equilibrio llevàndote

por si querès descansar las piernas.

Tarareà alguna melodìa que intentarè descubrir què banda

de sonido es, quièn es el escritor.guionista...¿charlaremos

sobre la pelìcula o reìremos de las actuacioes?

No me mires porque te vas a dar cuenta lo que me gustàs,

mejor quedèmonos oliendo el laurel,

mejor quedèmonos contando lucièrnagas,

mejor quedèmonos desvelando libros.

O mejor quedèmonos dudosas y bicocas.


Quedèmonos asì: sabiendo los finales.

Druga

Los riesgos absurdos son los que le dan sentido a la vida” Homero Simpson


(Y un sonidito empezará a repicar en el comedor. El aire de tu boca hará corcoveos espasmódicos y seguro intentarás pedir ayuda a través de la mirada miedosa, que lo último que habrá podido hacer fue admirar el techo caluroso; y con un poco de diferencia, lo último que hará mi mirada será descoser tu atardecer.)

Porque ya estoy despojada del lenguaje tímido, está desvergonzado, al parecer tienen una sobredosis de SOMA, todo lo que manifiesta son positividades. Pero no te asustes, no sumo muchos síntomas positivos para que esto sea algo esquizofrénico, estoy cuerdísima. Por ahí tomalo así: mi fracaso por abrazarte se llevó las cortinas de tu casa para esconderse, y eso fue un factor ambiental al contexto que te estoy explicando.

Pensé que toda yo era necesaria para vos, pero siempre en una posición de asedio, removiendo las fechas y situaciones, enviando palabras que no te molestasen y que tampoco revelasen la desesperación que chorreaba en confesiones anémicas desde la cabeza.

Intenté darle licencia a los sarcasmos, a los chistes y bromas que te describían. Intenté no traer a los desacuerdos y por desgracia, siempre terminaba perdiendo en ese juego crítico de atraerte.
Sudaba de revolución la piel por haber despertado a esa dependencia horripilante. Ahí fue un punto a tener en cuenta: me desprendiste del verano.

A lo mejor, (deducí sacando conclusiones también por vos) somos resúmenes y víctimas de los postulados de la imaginación, que al ser tan presumida se aplana las arrugas ¡siempre tan joven! además lo hace con una habilidad, te diría hasta irrespetuosa, no sólo por ser arrogante, sino por crear circunstancias que me embriagan y me alimentan de estupidez, sin días de licencia alguna.

Pero bueno, ahora no creo que sea tarde ni temprano para lo que quiero, porque lo que el remordimiento ansía, lo cumplo con una elegancia tensa, sin precauciones. Antes no pensaba eso, pero Doña dolorosa se cansó de comer estrellitas, de verte haciéndote el actorcito chorreando molestias, de escucharte carraspear, de todo, la verdad que de todo.
Quizás, a lo mejor es mi culpa eterna de verte algo distinto y mágico cada vez que intentaba descifrarte.
Pasa que te quiero como la Luna ¿entendés? Las manchitas de la Luna que a veces parecen un conejo al revés y a veces siluetas de miedos nocturnos; la Luna que imanta energética los pensamientos y que deja que cuelgue anonadada sin precauciones. A veces siento que sos eso, como un cacique de tierras burguesas, un cipayo de mi cotidianeidad, desvelándome y estrujándome en llanto, dolorosa en mi propio error; y todo eso empezó a pasar desde que supe que en tu cama, en la oscuridad, me desoñás.
Vos tenés la culpa, no construiste amor, fuiste un arquitecto de tormentas.

Ahora, no tengas miedo, no quise llegar a tener que sorprenderte en tu patio. No quise herir tu casa y tranquilidad. De verdad. No soy así. Vos lo hiciste. Prometo que no voy a dejar la sangre en el sillón, pero sentate y no te muevas. El filo de esto ni yo lo puedo contener. Pero ¿entendés a lo que llegaste con tu indiferencia a medias? No soy despechada. Tengo miedo de cortarte el cuello, por eso voy a introducir la punta de la cuchilla en tu ombligo, y de ahí, descoserte, rápido o lento, todavía no tengo idea, pero sí tengo decisión.
Porque no hay retroceso con tus disculpas o lo que sea. Ahora si decís un te quiero o un me gustás no tendrá validez, al contrario, dolerá más.
Quiero que te excuses un poco así a tus palabras las encierro en un pabellón psiquiátrico de mi corazón.
Todo esto porque no me diste un beso ¿sabés? Encima tengo que explicártelo.

Yo: la que ansiosa de que me vieras y saludes inventaba rutinas innecesarias, la que cruzaba dedos para que me escribas, la que baldeaba mil veces la vereda esperando que pases y quisieras quedarte a charlar, yo la superada en cuestiones maritales, yo...yo..la que no soy así pero vos moldeaste y arrojaste a la espera. No. No es algo psicópata, es el producto de un desmantelamiento emocional que generaste al no querer darte cuenta que te di tanta importancia como los cuervos a Hitchcock.
Pero bueno, ya está. Dame el beso así puedo ignorarte, como siempre lo hiciste vos.