miércoles, 27 de diciembre de 2017

elelvis

todo el miedo catalogado de improductivo;
todas las dudas culpadas de no accionar;
las palabras indivisibles que se estiran entre los codos
que hunden el almohadón.
la mirada perdida aunque es mejor nublada,
pasionaria y dèbil a la tormenta de caracteres anunciados
para los discursos vacìos.
pensarlo como una provocación, un lìmite, una manera
en que te veas obligada a decir no.
pero decìs nada.
vacìo existencial. amor mal conjugado.
 las frases se pierden en las medias que no combinan.
medias de toalla y sintètico en un dìa con treinta y cinco grados.
pero no importa.
salìs a comprar, con las piernas sin depilar,
arrastrando la bolsa que guardaba tus drogas,
resoplando nubes que no se evaporan y
crean neblina esponjosa y llena de cariño.


 y me rìo
y todos nos reìmos.
algunos escupimos.
devolvemos el lìquido por la nariz.

te devuelvo. y salìs en un grito.



“La primera vez que subí a un escenario estaba asustadísimo. No sabía a qué se debía el griterío, no me daba cuenta de que era por mis movimientos”.

martes, 12 de diciembre de 2017

Tenìas que pintar la ùltima sìlaba del verbo mal pronunciado que exclamò el chirrido de èse objeto casi identificado por la tontera de no mover las penas de lugar.
 Tenìas que pintar la sìlaba y dejarla con aire de reliquia, asì la miraríamos y tendrìamos motivo de charla.
Pero es cierto. La madera abriò su panza y nacieron brotes de nuestras escupidas sin rebotes. Entonces ¿què hay para pintar en estos dìas?
Terceros que hablan. Vomita lo bàsico.


El agua te llega a los tobillos, hace espuma, baja arremolinada entre las piedras; te gusta el frescor y el olor a madreselva;  hay montañas verdosas y hay rocas desprendiéndose. Se  intenta contenerlas con alambrados fuertìsimos, pero igual caen.Una rebota cerca de donde estàs y hacès un gesto de sorpresa que actuaste por las dudas.
Ahora  fumàs porque pensàs que eso te integra. Adolecès el propio interés para llorar en hombro ajeno y asì te inclinàs con un dolor cubierto de Sol que te quema hasta las uñas.
Caminàs con los ojos cerrados. Parece que disfrutàs, pero se que fingìs sentir la naturaleza que te rodea. Vos, seguro, te sentìas superior que todo, pero manifestàs que "què bàrbaro el universo, somos nada" y seguro reìs buscando que los otros participen de tu sin gracia.

Extraño tu estado singraciosismo. No siempre. Sòlo cuando te veo en esas situaciones. Dan ganas de decirte que sos tierno intentando ser lo que los demàs no saben ni siquiera què son. Ingenuo.
Un poco desorientado màs que dudoso. No te merecen. No te merecès.

Tenès el pantalòn arremangado, porque con los cortos te picarìan los mosquitos. Y ahora te arrepentís.  No estàs cambiando en nada, seguìs potenciando los mismos lamentos. Tu entusiasmo se desvanece cuando el cuarto es bebible, saborizado a recuerdo sin sentidos. Tu cara lo dice todo, de verdad. Lo leo en tu gesto.

Porque siempre te adivinè por los gestos;  y supe del final y del ahogo mental que me tenìas preparado cuando vi que aùn tenìas agua pegada en los tobillos.

chapoteo.

jueves, 7 de diciembre de 2017

De verdad. Voy a pasarte la lengua. La voy a arrastrar lenta, por tu cuerpo; sòlo por esos lugares en donde tenès lunares, manchitas y objetos desconocidos. Veo una constelación de imperfecciones que necesitan dibujarse con la saliva seca.
_Como la baba de los caracoles cuando ya no estàn pero sabès que pasaron_ decìs con tono de seriedad.

Estàs seguro de tus palabras. Las tiro cuando te respondo: una babosa tambièn pudo haber pasado.
¿Sos babosa o caracol?
Soy quien arma nuevas constelaciones y luego las hierve a punto de otoño desvariado.

Hay silencio.
La cortina de madera no baja ni levanta. Quedò a un cuarto de cerrarse. Està trabada. Està asì, y a los gatos del barrio, los pajaritos con calor, la basura de la calle,  les conviene. Entran y salen. Pero yo, cuando no me ves, cierro las hojas aunque me cueste abrirlas despuès. Sòlo la izquierda, que tiene la bisagra trabada.

Creo que tenès una multitud de errores andando por los  brazos. En el cuerpo que va hacia donde quiere ir pero no te da la cabeza para seguirlo.
Sì, todo bien. Mostrate hacièndote el disimulado, buscando que te mire, te inspeccione, y te hable. Pero te falta entender que no lo voy a hacer. Te toca a vos. Es tu turno ¿No te alcanzaron los nuevos planetas que dejè orbitando en la casa que ya no es tuya? ¿Y què hiciste con las palabras que te escondì? ¿Los libros? ¿Mi pedazo de sol sobre tu pelo quedò atorado en la canaleta que bajaba mal desde la terraza hacia el tùnel donde escondì las golosinas?

Otra vez la misma poesìa, sin traducciòn, apareciendo con la intenciòn de borrarse. Irse del todo al papel para seguir paseando en tu mochila. Otra vez la misma pelìcula con la contraseña que te resultò simple y a mi no.  Papas con salsita criolla, chistes que en verdad no lo eran. Tu falta de credibilidad. El chequeo de todo lo que decìas. Se me iban un poco los dìas sin saber que el centro de la òrbita era tu inseguridad. Tu actuaciòn. Sostener un rol ante los demàs.
Y asì empezò la herida. Ofreciéndose.
Podrìas haber guardado el filo de las palabras. Pero tu falta de confianza quiso que me desangre.

Muerdo los dedos, hay indicaciones sobre los planos de rotaciòn, la galaxia està reventando por los instructivos de tu cerebro, impulsado por el calor y el miedo de la conducciòn y movimientos de mi lengua. Gotean las lunas, hay parpadeos de abandono, un barco que vuela y aterriza con gusto a sal en tu espalda y de un bocado lo trago. Vomito un menjunje de otoño comestible, pero mejor, por su bien, decidimos envolverlo con papel film y al congelador. Te olvidaste de las cosas lindas. Las rebozaste de orgullo y cobardìa. Y apagaste el neón para hacerme llorar.

A vos se te van borrando todas las cositas esas y sòlo te van quedando mis constelaciones en tu cuerpo. Por ahì, por allà, por todos esos recovecos. Por eso, aunque tus palabras fueron un abuso de la verbalizaciòn, y vos no quisiste hacerte cargo de ellas, tu cuerpo caminò hasta mi lengua.

Y te quedaste ahì. De pie.Actuando con falso disimulo. Mientras la saliva me chorreaba por los pies.
Un viaje de noche humeante, en donde vos dudaste y yo seguì dolosa,  con la herida ardiendo.