No lo niegues, si se que dejaste el
papel de la golosina tirado en la calle de casa para que lo encuentre
y lo guarde en el cuaderno de apuntes donde descargo puesías. Por
eso no te hagas el indiferente por todas las veces que pasás frente
al trabajo, sonriendo y saludando una y otra vez ¡¡¡ es por mi!!!
Ahora contestame cuando te hablo sobre atrapar luciérnagas que se
esconden adentro de la casa, y no mires las nubes buscando formas
románticas cuando las expresiones de la cara son más delicadas y
enamoradizas para tus ojos que no se despegan de los gestos que
realizo de manera automática y sin planificación.
¿Qué?: ¿no me conocés? ¡Cómo vas
a decir eso! Con todas las caminatas que tenemos rozandonos los dedos
con la excusa de pasear a los perros, con los minutos aletargados de
cola en el supermercado, observándonos de reojo para que nadie
sospeche de todo el deseo que nos transmitimos. ¿No me conocés? Te
estás esquivando en tu propio laberinto endulzado por todas las
caricias que te dejé en el colchón y por los besos purpurinados
debajo de la almohada.
El papel perfumado, las bolsitas de
cumpleaños, los boletos de tren, los anteúltimos asientos del micro
y la música que liberás para que la escuche. Sí, así te
comunicaste conmigo la primera vez cuando llovía sin descanso y las
calles se inundaban. Prendías la luz para que te vea a través de
los ventanales laterales; ella te abrazaba pero se que es porque te
está perdiendo y cada vez más somos uno los dos ¿cuándo no lo
fuimos?
El tiempo descansa panza arriba cada
encuentro esperado y que por alguna razón no podés asistir ¿qué
hiciste ayer en vez de estar en la plaza conmigo? Traté de hablarte
pero no contestaste....Aún me sonrojo cuando tu cara se espantó
ante mi reacción de consultarte sobre el futuro hogar, de querer
llevarme las Begonias de tu casa y de pedirte que por favor, no le
digas a nadie de lo nuestro.
Y sigo sonriendo mientras limpio el
patio de casa para que tus cosas entren sin problemas, y quizás
reacomode la pieza porque el colchón que se estira en el piso se
humedece ante nuestros amores, lágrimas y sudores de encuentros
silenciosos y silenciados por la Luna que se cubre de agua para no
ser cómplice.
Ya son meses y todavía no te decidiste
a comprender que necesito que seas vos el que corte el pasto y pinte
el baño que está siendo comido por la humedad. Y no existe la
resignación a abrazarte despacio, con el viento del otoño
aproximándose y con algunas mariposas atemporales atrapadas por las
telas de arañas que conservo como un tesoro tan valioso como tu
sonrisa.
Es otro año más de espera, pero ¡qué
se va a hacer! mientras el dolor persista se que es un amor de
verdad.