cosechan paisajes de fuego
mastican las cenizas
enaltecen el magma en las ramas
cuelgan retazos de carnes en los àrboles petrificados
abrazan sus nubes de cielos rayados
soplan hechizos para los vientos.
y asì, confundidos por la turbaciòn, el odio y el espanto,
aman en la palma de sus manos
mi mirada ajena entorpecida de desarraigo.