y todo es una pose sin rebeldía,
es estar cuando el otro ya es
vapor de cereza en la boca del
amante desesperado. y entregada
al abismo arenoso de las cosquillas
espero sin ansias el hacha sobre la médula
para que paralices a mi cuerpo que
avanza a tu ombligo de mandarina
sin querer entender que huyes
descaradamente.
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