mis muertos en el ropero, los silencios en el placard, el olor a dolor en la cocina...la pureza de la sinceridad te convirtió en un souvenir bonito; casi no me dejas cerrar la puerta, quité algunas perchas y ahora ya no siento el fuerte olor a naftalina...huelo tu (des)composición que me arrulla suavecito.
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