martes, 17 de abril de 2012

y.

duraznos aterrados de lamidas extraordinarias.
ciruelas que se atascan en la garganta y roja como
un tomate escupo semillas de zapallo. La sandía refresca
el delirio de entrometernos en nuestras axilas sudadas, y absorvemos
con ruidosas succiones los pasados alados de miedos
repentinos. encontramos un sueño, pero ninguno se hace cargo.

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