En el lugar
Susurran las estrellas
ausencias de títeres,
soñadoras que buscaban
sonrisas en el interior de
tu espacio dominado por
el olvido. Brillando los ojos
desvanecidos, quemando
palabras guionadas y
asaltando a tu asombro,
el infeliz titiretero se
da por enamorado de la
indiferencia, de tus pensamientos,
de tu nada concreta.
El rencor construyó tus hazañas
de néctar violento y amargo; adormeció
a los pasos que separados dimos;
acurrucó las canciones pasadas de moda
y le dio una cachetada a mis excusas.
te fuiste volando, mordiendo sangre y
nubes marítimas. quedé helada,
abrazada al árbol que se descascara
para que no lo toque.
PUNTO
metiste terminaciones involuntarias
en el momento de desesperación.
cuando las manos estaban ocupadas
haciéndole el amor al otoño envejecido.
colocaste álamos a la cabeza
y anidaron aves sin canto. tristísima
se ahogaba la niña cenicienta
en poesías pésimas. te deleitaba
como el tiempo se perdía en su
imaginación acechada por el temor.
Otra vez
de nuevo el río trae tu nombre;
de nuevo la distancia es un puñal;
de nuevo el orgullo lastima las decisiones;
de nuevo el olvido hace recordar errores;
de nuevo el miedo detiene impulsos;
de nuevo el amor se adormece en espera,
de nuevo la pausa innecesaria.
todo eso me convierte en una mentira
que te aleja, pero que desea de
nuevo tus manos atándome el pelo.
Yosotros sin ser
te amé en silencio en la habitación
desordenada de ayeres. vos me poseíste
en estado de libro descompuesto que
sin estar seguro en la biblioteca cae
en la mar del perdón tras perdón.
dejé sudor orgiástico en tus dedos
y dudas en los ojos verbales.
no volviste después de esa noche que
sin distinguirla se convirtió en día.
Tiempos verbales horrorosos que delatan
la cizaña de las pulsiones que no reprimo
pero alcanzo a disfrazar de inocentes.
te pierdo en la diagonal del infinitivo
y te acecho en la calle donde el adjetivo
envolvió sarcásticamente tu duda
¿qué, mi lengua envenena? ¿qué ,tus manos
iluminan? ¿que sus pisadas nos dejan huellas
que revolotean?
No entiendo. No me entendés.
Nos amamos sin tocarnos y es suficiente
(al menos eso parece ser nuestro futuro-presente)
Las que no vuelven
ya te lo dije muchas veces:
no me culpes palabra porque te
amontono o te pongo al lado de
alguna fea o te mando a un
destinatario que te rechaza, o peor,
que se ríe de vos. yo solamente
te necesito para para que él sepa
cuántas palabras me hacen falta
leer de sus dedos tristes que
se deprimen en el río. y aún hay
más, a veces no te escribo y te mando
para que te vayas, cuando nacés en
un te quiero, creeme palabra que anhelo
tu regreso. no es mi deseo que él ría,
para nada, y mucho menos que te ignore.
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