no tenías la paciencia suficiente
para recargar los besos que se han gastado
por culpa de las eternas mañanas cariñosas.
ahora pienso que fueron fingidas o tal vez
rutinarias, eso que se impone como pasos a seguir;
se supone que el viento y la mariposa eran
nuestra relación y que las coordinadas de
las señaléticas oídos atentos. te adosé dos
cucharadas de glamour y un poco de azúcar
impalpable en la planta de los pies para sentir
que tus pataditas nocturnas son diferentes y
únicas. pero nada...definitivamente nada...
los besos se te han gastado.
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