Con las causalidades apuñalándome los sentidos
revuelvo el miedo que abraza despacito y de forma tierna
para que no lo espante de los pensamientos que florales
vivían entre tus brazos.
ahora el nuevo abandono de las palabras y de los
deseos acribillados, hacen que ni puedan llorar las
arañas que tejen sus telas en el techo para que ningún
insecto interrumpa el sonido del amor que despedían nuestros
dedos.
destrozada la ventana, saltan las asperezas y huyo al bosque que,
maldito como siempre, me encerró en sus laberintos.
ya no puedo hacer nada para acercarme a tu olor caramelo.
-y lo extraño tanto-
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