jueves, 26 de marzo de 2015

nada.

Es momento de saltar girando alrededor de las venidas lejanas color fruta,
para que las caídas aseguren lastimar las rodillas pálidas de rupturas y
los sonidos silencien la masacre de abrazos que se apiadaron en la puerta
que no cumple ninguna función más que la de esperar ausencias de humos.
Quieren ampliar los sentimientos ( la ansiedad y la estupidez mía) como si eso
sirviera de algo. Te golpeo los oídos entonces, tocando mal el piano y desafinando
percusiones abarrotadas de árboles que decidieron talarse por no vernos prostituir
a las palabras ensayadas que se esconden cuando nos saludamos.

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