viernes, 4 de mayo de 2018
soñè con un cartel de neòn que decìa:
¿en dònde se ubican las rupturas?
y me respondìa mental, para saber què contestar. si lo hacìa mal morìa.
y no sè por què me preocupaba.
si ojalà muriera.
no. no es cierto.
bueno sì.
no.
pensaba que iba a decir con voz segura:
__entre el cepillo para el perro, el labial de manteca de cacao
tan rosa, los libros best sellers tan aburridos como su ediciòn.
__en los bordes de la ventana siempre abierta y dispuesta a mostrar al
cemento reflejando los edificios que se estiran/ban en diagonal simbolizàndonos las horas.
__en las seguidillas de lagrimitas en el baño en ese momento
cuando se rompìan las palabras contra la mesa nueva
y las sillas adornadas de comida que caìa cada vez que las tripas
se anudaban por cada gesto y movimientos que tus ojos sincronizaban.
__en los cuelgues en donde siempre bailaba con miedo de que se extienda
como elàstico. el tiempo. y el miedo.
__como elàstico que nos chicotea la lengua, obligándonos a emitir un sonidito
de dolor, sorpresa-
__creo que las rupturas podrían estar en tus cachetes colorados,
en tu risa espontànea, en los abrazos largos,
en el raspaje de energìas y en algùn desayuno desganado.
no estoy segura.
ni siquiera por què pienso en ruptura y no en demoliciòn.
como tampoco por què responderte cosas absurdas.
ahì, ya no habìa cartel. ni sueño.
ni.
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