¿Sabés
la diferencia entre esa palabra y la lentitud de mi accionar? Hola, te extraño,
te extraño tanto que para no llorarte decidí dejar que la arañapatalarga atrape
a una cucaracha. Al tercer día ya le faltaba dos patitas. Movía las
antenas. Estaba viva. Una vez leí eso. Que viven hasta nueve días sin cabeza. ¿Pensarán
con las tripas o con el corazón? Pero lo
más anecdótico es que, al cuarto día, yo estaba acuclillada en el inodoro porque
me gusta mear así, y me quedé observando la visita de una mini cucaracha. Un centímetro
quizás. Y de repente la cucaracha grande mueve una antena y ¡ zas! Otra araña que apareció de la nada la
envolvió y quedó ahí. Y sé que era otra araña, no por la precisión visual que me
da el porro, sino porque la otra araña descendió y desenvolvió a la cucaracha
más grande que se fue rengueando e incómoda por la teladearaña. Entonces las
dos arañas empezaron el banquete con la cucarachita, a quien primero le sacaron las patitas, pero lo mejor es que en cinco minutos la desmembraron toda. Como
a Tùpac Amaru II. Y un poco vuelvo al llantito, porque estoy queriendo desmembrar distancia pero al momento para hablarte sólo tengo el fascinante relato sobre una cucaracha que cometió traición.
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