que ya no se describen paisajes, sino las teorías sobre los afectos. cansada de las repeticiones y divagando sin coherencia alguna, con los pómulos sonrojados y un texto borrado: traeme porro.
fuera de esta energía los edificios camuflándose con la noche gris, las persianas ruidosas, trinares monótonos, y el aire fresco que puede suplantarse con tu saliva.
una queja constante de ausencia, una negoción y la muerte con la destrucción de las autopistas. calles que no cambiaron de estación y permanecieron otoño para que encontremos autos y abrazos. todo para nosotros.
y todos los derivados del pensar son siempre en plan de: esto es mucho un montón.
traeme porro.