Antes de poder desparramarme sobre tu mirada infinita

y una porciòn de tiempo despuès de atravesar galaxias de narraciones

pero sobre todo con pesadumbre en este presente que late volcànico,

ingiero palabras cuànticas 

para curar las bases de mis destinos y de mis posibilidades (quizàs) perdidas

y lograr sostener  a ese futuro diàlogo que te entregarè con oraciones fugaces 

para que te atraviesen complacientes y comprensivas 

casi al mismo tiempo en que te estès mofando de  mis creaciones.

Si suceden los borrones, correcciones, notas al margen y grandes signos de interrogaciòn

y si sucede

un gesto no verbal de objeciòn y reprobaciòn contenida , al nacer de vos, 

me prepararè para que no duelan.

Por tal motivo  las leerè con visiòn kintsugi.

los datos acumulados entorpecen la idea del vuelo hacia los planos arrugados 

de cielos examinados por espìritus que chillan histèricos y burlones

 porque en tu futura carta de suicidio se lee la ausencia de palabras.

 y las razones se desploman lactantes de ficciones

 mientras te entrego descripciones de algùn motivo ya utilizado por tristezas ajenas.

 

sociabilidad fingida, momentos de caìdas,

copias absurdas a los sentimientos

nacidos de terapia intra- personal.

¿què se necesita para que estès en paz

y te dejes de molestar con ideales obsoletos?

de mi nada. no tomes estas y las otras palabras en contextos de

dominio absurdo. No te detesto por ninguno de tus motivos y ya no me odio por escucharlos.

Y no quiero sentir tu làstima fastidiosa.

Ahora huelo la madreselva con los pies en el rìo.

Ladro a la crecida, azoto a las nubes con la cola de zorro,

fumo porro,

bajoneo papas fritas,

lloro y me agarro la cabeza porque en esta amistad

en mi lugar vos nunca y en vos yo siempre; por eso

el sueño cuando hablàs es obligado debido a las 

 formas en que te presentàs casi en sùplica a que te acompañe

en tu incredulidad. 

Negada.

Alejada.

Fastidiosa.

El rìo crece en segundos de  los tobillos a las rodillas,

de la pelvis a los codos, del corazòn a la cabeza, y ahì quedarìa

si sigo en tono a  tu vida. 

(donde el nado es inservible)

Ahora ya tengo la valentìa de no quedarme en tus ideales y

 por eso respiro humedad y floraciòn.

 el óxido de las emociones entregadas

hacen vapor sobre mi piel escamada-

un día, que fue viento y chubasco,

limpié la esencia de tu fracaso

empastado en el paladar del sentimiento

más ridículo creado, entre helados

y espasmos, fuera del tiempo y

sin la espera programada al no 

saber vaticinar el modo eléctrico y cuántico

que  escupìan  mis palabras.

te perdiste, y te encaucé en tiempos universales

de tal manera que sos una extranjera voluntad frívola

como la pieza inconseguible para el auto estacionado

que se descompone y se enraiza en el asfalto.

Y lo miro pudrirse con excitación. 

  

 

 nos confundimos al comunicarnos en

lenguajes que nos eran ajenos; ahora que

lo pienso, fueron impropios.

vos aún sos oraciones mensajeras en pantallas

y yo vivo  en asfixias constantes por

el abrazo que no te entregué en ningún tiempo

y por haber alejado a la única palabra y acción  que podría

haber (aunque sea) inventado.

el daño de vivir ahogada por tu manifestación

que respondí con silencio y una levantadita de hombros

me deja acá.

 tampoco reniego de las palabras cosidas

ni de las saturadas, ni de las cicatrizadas.

quizás deje invisible algunas quejas por las

oraciones en remojo y por las rimas excluídas.

porque mis invenciones palabreras fueron 

entregadas en sacrificio volátil

a las páginas del códice favorito

-pero no preferido-

para convertirnos en animales  bajoneros

en nuestras camas deshechas 

ubicadas en lugares inexistentes con playas

y montañas en erupción volcánica-

 los números marcados en círculos,

el papel brillante adosado al rìo revuelto

 de barcos, de vínculos vencidos y

de diálogos fracturados.

ayer mientras soplaba el matecocido 

azucarado hasta la exageración

encerré otro día pensando en vos.

porque marzo es un mes de abrazos en espera.

  

 El sueño postergado

habla y se pegotea en 

la orilla de la cama destendida.

se acurrucan los cansancios

y el letargo se convierte en monotonía. 

caducamos desentendidos 

por la magia de no extrañarnos.

 Suficientes fantasías 

 para creer en las penumbras

de las fotosíntesis programadas 

hipotéticas  y soñadas en servicios 

sencillos de laboratorios 

confeccionadas por susurros telepáticos.

 Dibujamos veranos de natación 

para seguir resoplando el agua clorificada 

quebrada de lluvias.

Regamos nuestra cartografía zambullida de palabras apneas y 

te leo  en voz marítima  el guión de una película acuática. 

Mientras tanto

tu panza se ofrece manantial intermitente a mis clavados de lagunas mentales.