miércoles, 21 de marzo de 2012

FLUJO MENTHAL

Pobrecito de vos
cuando te  mande
 gritos y escándalos.
bebes en el desayuno
todo el trabajo
de construcción.
mis verbos sin predicado,
sujeto sin modificador.
de inanición de tus palabras
me desaguo.


No pienso  en el desecho
de las hojas. las bombas guardianas,
escondidas entre la libertad y
tus piernas muestran un paneo
general del sacrificio
rutinario del ser libre.no
hace falta ver más.


llevame  en baldes
los periodos rojitos,
vacila en tocar pero esfina
la vida muerta

Sin sentidos primero,
segundo los segundos
contados. hormiguita sin
viaje, la hoja se ha hundido
y no puedes cruzar el río.
el cocodrilo ofrece el lomo
pero prefieres la sombra y
abrir el libro que te regala
casamientos de flores, mentiras
entre dinosaurios y lechuzas que
se ríen de los miedosos elefantes.
Para cruzar abra al tiempo. Si Manuelita
fue a París y el tortugo nunca  apareció
¿para qué apurarse?


Fluye la sangre a borbotones,
me divierte los coágulos y sus
formas que se aferran en el inodoro.
Me deshincho cuando abandonan
el cuerpo; ellos arman la revolución
dentro de la panza que quiere explotar,
rebelándose a la normalidad  y
creo que los coágulos ahorcados
son los que  expulso sin vida y
se entierran en
los desagües cloacales.
Me da pena tirar la cadena y
despedirlos. les hablo de lo bueno
que debe ser pasar a otro mundo.
se van desintegrando en el agua, pero
 lloran. Les vi lágrimas.


Ronda de órganos traficados,
tratando de adivinar cuál de
todos aguantará más las drogas
venideras. No deciden los ojos
miopes. Tampoco ….tampoco
¡huelga del cerebro! Hilando
vocales con consonantes y asociándole
algunas imagencitas de cartulina o papel
trato de decir algo al exterior. Que tenga
coherencia no importa. Hablar porque sí
o para que se den cuenta que aún tengo
vida aunque el libro me haya comido y la
sangre me manche. (es que no pienso
cambiarme la toallita hasta que no termine de
leer).


Sangre podrida tus pasos y por
tus caminatas lunares. los perros
nos siguen y huelen el cuerpo.
Nos sienten el olor, el deseo; yo
siento tu bajada continua de líneas
y vos  seguís las gotas de sangre como
si estuvieses perdido. Te gusta
encastrarte en la laguna roja, desparramando
el polvo lunar.


Mi liviano Severinox
Su acción directa repliega
las luchas de los pensamientos
que las luces enfrentadas a través
 del río nublan la vista de
 mis miopes ojos. Las palabras
que de sus dedos pueden llegar
a nacer asustan a mi máquina de
escribir. Pero ella no sabe cómo
abortar el posible veneno
de la mantarraya. Yo tampoco
 quiero, o no sé, no tomo
 partido a decisiones que
 conlleven futuros arrepentimientos.
En la estancia escondida disparará
palabras arremolinadas al oído vergonzoso
 que busca la situación del  despliegue
pasionario con coordenadas provistas
 de sus manifiestos. (y promesas)
Estamos enfrentados. Veo los brillos
de la ciudad pequeña.
Usted ve los atardeceres,
yo los amaneceres.
Son fríos, solitarios, calurosos.
 Evito verlos, no me gusta el río, ni el mar,
ni el agua. No me  gusta el sol que quema,
 molesta, enceguece. Me gusta la humedad,
 la neblina penetrante, el sol tibio como frazadita
 de lana. La lluvia. Dormir mucho.
Adoro sus silencios Severinox y sus apariciones
fantasmales y la rutina de pensarlo planeando
golpes afortunados que me transportarán
a libros maravillosos. Por eso
me gusta Usted.

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