jueves, 15 de marzo de 2012

PARTHOX

Cuando las palabras no me sueltan sucede el olvido de las cosas que necesito y es en ese momento en que recuerdo que en verdad me suicidé delicadamente la semana pasada. No fue tragedia, como la de los cursis de Julieta y Romeo; fue raro: temblé, sudé, estornudé, te miré, te odié, me alejé y además me tiré un pedo.
 Nada certero saber dónde estoy enterrada (si lo estoy) porque todo es parecido, igual, repetido a cuando sentía al cuerpo, porque la gente tiene la misma ropa que se exhibe en vidrieras, miran de reojo despectivamente y están hasta las orejas de cuotas prestamistas. Tranquilamente por las cosas que oigo podría jurar que no morí; aunque sí.
¡Me duele tanto la cabeza! Es el síntoma antes de la indisposición, espero que sin vida no sangre aunque dicen que sí, y estos pelos ¡¡¡cómo crecen!!! 
Dañada la esperanza (ésa estúpida definición alimentaria que Pandora encerró según las versiones de los machistas griegos que no creo) el corazón boxea tus recuerdos galanes súper idiotas. Y  rio a más no poder, ¡por favor!, qué manera de reírme. La risa es un desarme, una sopa de letras vencida por la estupidez siguiendo al flash de la locura que se revuelca en el aire junto al vicio. Una pareja relajada. Es de ellos que nacen las palabras que no me sueltan y es ahí cuando olvido y me dejo arrastrar por impulsos adolescentes, aunque fetales parece la definición  más indicada.
¡¡¡Y ahora tengo patitas en la panza!!!  Se mueven, me agitan los deseos impulsivos de claros, alborotan a los pechos que de a poco se inflaman de luz mística. Cuando patean instintivamente apoyo las extensiones de ideas al ombligo para escuchar la voz que cuenta historias de ancestros.
Aunque no lo sepas tuve que sufrir, llorar, olvidarte a la fuerza y suicidarme la semana pasada mirando tus ojos que no existen para mi. Tuve que morir para que el río crezca y baje, para que las mujeres menstrúen y se calmen, para que los pescadores se guíen y para que el mundo te parezca a veces abrumador. También para que disfrutes noches hermosas. Principalmente por eso morí, como te quiero tanto me suicidé para que tengas noches hermosas y allá, en algún lugar cósmico, con mucho dolor, parí a la luna.

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