martes, 20 de marzo de 2012

THONTHAX



Todo porque la insatisfacción de no encajar en los parámetros de las hadas padrinas la hacían sentir  pozo de todos los sapos, trataba mal, muy mal a las reproducciones de sonrisas sin gestos. Nada dulce era. De no acabar la rabieta de sus histeriqueos musicales. Insoportable cada vez que ensayaba la modulación de los abrazos. ¡Ni describir cuando acariciaba!: Llagas, ampollas, quemaduras de todos los grados, inscripciones labiales, y demás pasos, te dejaba en la espalda viborita, en la cintura desalineada, en las neuronas fritas que un amor se desayunó y en los talones suaves a base de lavandina y lavandina.

Todo porque el reflejo la mostraba varonil en su pose más seductora de alga marina. No era dueña de ningún  movimiento rítmico. Ni de una simple coordinación de  músculos tensos que ni siquiera fingía tener. Le faltaba el toque de la varita que las haditas no le entregaban. Revolvió en las almas (aunque descreía que ellas existieran) tratando de mirar despedidas. Y nada. Seguía sin encajar en las noches finitas de sentimientos rodantes.

Todo porque cuando soñaba no lograba volar en alfombras o imaginar cielos. Las estrellas le estornudaban en plena cara corriéndole el maquillaje tosco. Las nubes se evaporaban no dejando ver sus formas transgénicas por la carga de lluvia ácida. Y ni pensar en las ofertas desconocidas que no llegaban y tampoco se sabe si las esperaba, porque todo para ella era insuficiente, caótico, delicioso, sádico tierno, al instante que se iba asentándose en la mesa revolucionaria ajedrecista del parque y despedazándose como las llegadas in-esperadas.  

Retraída a penas eternas. Esquizofrénica a una realidad que no se molestaba en mostrársele. Delirando con palabritas ancianas, pasadas de moda. Todo la hacía infeliz.

Y  eso le pasaba -creo- porque aceptaba la rutina de obedecer a esas bocas que blablablablablablabla…

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