investigando el lugar donde desayunamos atorados de miedos
caigo en la cama rodeada de pastos altísimos que ondean
precisiones de principios absurdos. por accidente se vuelca
la taza donde escondíamos monedas de la buena suerte: todo al piso.
se funden con el calor de los cuerpos, valemos deseos, esperanzas,
ansiedades y desconciertos. gesticulamos...ahora nos esquivamos.
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