Y señalaba las poesías marchitas como las begonias,
quejándose sin tiempo ( junto a sus miedos) porque recreaban
distancias que él había construido a pesar del llanto
manifiesto. No comprendió ni comprende que a las letras las visto de
dolores que se arrastran de siempre a través de los dedos que evito
mirar. No puede consigo mismo su estado mental, y yo no puedo
arrastrar más las incertidumbres ambulantes de expectativas que se
desmayan cada media hora.
La comida se tira junto a las esperas estrelladas de compromisos invisibles. y
aunque deseo quejumbrosa la reacción adecuada de tus flores, las poesías no entienden el por qué.
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