jueves, 15 de noviembre de 2012

Cocó


Comenzamos en 3, 2, 10, 15, 67....¿comenzamos?.

Dale que el cansancio de la monotonía hace que el espejo se rompa antes de que desee mirarme en él.
Apurate a vestirte y a bañarte los antojos de lunas eclipsadas.
Sacudí los movimientos de calles perdidas y de diagonales en construcción, evitando el quejido de la bicicleta.
Subite a mi cabeza una vez y decime si ahí hay restos de almuerzos y desayunos mal preparados.
La canción entrecortada hace que me mires y trates de evitar eso que nació en el cuerpo por tu culpa ; detallame ahora las dudas, adjetivá el bodrio de tu rutina plasmada en las horas de miedos que duermen en la cama.
Animate a algo. Mínimo hacete cargo de la fractura, del odioso saludo que traté de abortar y vos lo acompañaste de abrazos dulces.
Tratá de darte cuenta de que el tedio o el desgano (mejor expresado, la desilusión) de tu aparición, logró que las tijeras avanzen en los pelos y los colores se desparramen según la fuerza del Sol.
No soy insoportable, ni antisocial, ni criticona.....bueno....un poquito....pero no se si sos capáz de darte cuenta que tu pelotudismo sale desde mi nariz.
Tu musiquita ya está en todos lados gracias a que soy una sombra tratando de volverse tornasol, queriendo saltar los paredones de amplificadores, asestando bocanadas de repeticiones y escalas musicales desafinadas.
Necesito ser un poco más moldeable que los árboles que plantamos juntos y un poquito más alta que tus aspiraciones de noches; ésas que con montañas de lujurias me llevaste a vomitar y a escupir sensaciones que hasta ahora no se repitieron.
Dale, apurate, que me estoy aburriendo de la monotonía de ser esto. Eclipsame quince minutos o me suicido entre tus piernas.
(O te quemo la música)
Ya está.
No elijas, porque ya decidí por vos.

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