No escuches por favor lo que el silencio
te está diciendo a través de la ducha mal instalada,
no cantes más esa canción que tarareabas
cuando terminabas de hacer el amor
como lo hacen las arañas de casa.
No intentes cocinar lo que de mis
manos nacían porque te falta
sinceridad; y por supuesto no viajes
con el miedo y las excusas porque
el vacío de la cabeza no lo entenderá.
No huyas de nuevo por el laberinto
incendiado de corazones estancados,
no corras por la diagonal porque
está cortada con los abrazos de jirafas
que espían y avisan por dónde estás
perdido en este momento.
Fuiste una palabra ausente,
un ladrido simbólico,
un cariño despreocupado.
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