Arañame el sentido del olfato
que se quedó esperando los
regresos de los gusanos lunáticos
que salían desde tus dedos largos
e infinitos de dulzura.
Alcanzá la velocidad espeluznante
de atacar por la espalda con besos
fríos de hambre estancado.
Desatornillá la espera cansada
de hacer tiempo en un sofá sin resorte
e iniciá el juego para perdernos.
Rápido. Porque esta lentitud no aburre.
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