miércoles, 5 de noviembre de 2014

Se que no lo escribiste pero soñé o inventé
que a lo mejor podrías haberlo dicho o dibujado y que
a su vez
las palabras que formaban un encargo para
el olvido
lloraban agitando los pañuelos al costado del
andén de la cama antigua.
A eso, que ni dijiste
ni dibujaste
ni escribiste
ni mencionaste
ni te enteraste
está acá, formando ojeras
y desvelos.
Y no vas a ayudar que las cosas mejoren
y eso es una gran alegría.
Porque nunca tengo y ahora aparecieron, de forma invisible, oraciones
para pintar con las acuarelas que ya se
estaban secando en el estuche de plástico.
Se que no extrañaste que no estuviera ahí,
destapando vinos, tirando cerveza, comiendo mandarina
y enchufando celos por todos lados. Se que todo no lo
escribiste porque tus pestañas largas no te dejaban ver
y los gestos de las fechas te ahuyentaban en cada abrazo.
Nacieron teorías de la histeria. un día. nacieron de tu olvido.

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