Corramos como los caracoles así enredamos nuestras polleras en el
pasto recién cortado con los mordiscones de la angustia; mejor dicho, tu angustia que miente
en sus discursos que no se aplican a la realidad. Esconde, la tonta, el miedo
de exponer los tiempos tensos de dolores fusilantes.¡ cómo si no fuera a darme cuenta!
Te recorrí antes de que pudieras entenderte y te analicé antes de que lo extraordinario
de extrañar sea poco elocuente para nuestra libertad.
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