No fue secreto el amor que galopó veloz y sabroso sobre cualquier superficie que se ofrecía para
que se caigan todos los miedos.
Hubo silencios que susurraban palabras laberínticas y bonitas para que los pies no se enfríen
y puedan revolotear los dedos con total libertad.
Suele escucharse el toctoc de la pared que se abre y deja filtrar humedad para que no seamos
algo ante su pintura que se descascara para que nos demos cuenta que ella está ahí, también siendo algo que no pensaba.
Ahora, en tiempos impuestos por calendarios, por alergias y numerología, a vuelto la espera dolorosa que debe no contar la ansiedad del regreso.
qué más?
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