miércoles, 9 de noviembre de 2016

El sueño. El tarot. La alquimia.


Se están gestando los arrumacos, a través de lo gestos que hago a tus espaldas con la complicidad del aire encantado de calendarios libres. Te miro y puedo ver todos los detalles de los pliegues de tu remera mal planchada; a pesar de la miopìa, puedo distinguir la cobertura energètica que te envuelve. Sòlo con vos, parece ser, mis funciones bàsicas de sentidos cambian. O se acomodan. O mejoran. Funcionan en esa llamada normalidad.
Intuyo que la casa con pasillos y altillos escondidos sospecha de tal proclama incendiaria. Los rìos, mares, canillas, todo lo que pueda apagar ese fuego, se estàn manifestando en huelga ¡què maravilla! Cuando puedo mirarte siento  la misma sensación suave, fantàstica y amorosa que le dedico a mis libros. Sos lo màs cercano al sabor de los planetas que desayuno.

Despuès de la purga de la prensada rabia perfumada, juguè con el llanto, ese que me visitò estas dos ùltimas semanas, porque el dolor de ser nada para vos me vestìa entera, dejàndome empapar por ese cielo de baja autoestima que despertaba con incontinencia.
En cierto momento hice una alegorìa: traspasè el dolor al espacio, fui una especie de surtidora de angustia para las nubes mentales. Reì un poquito, y le di al viento esas pretensiones aburridas que no me dejaban dormir y me devolviò la valentìa con un pedacito de tu presencia.
Ahora, que descansa el alma al estar petrificada por los ritos limpios de bares, los sueños alquìmicos estàn en liquidaciòn. Se ponen fàciles, se ofrecen sin sonidos miedosos. Esos ritos y esas alquimias sin tiradas de tarot, han fusilado las dudas y temores. Y me dieron cierto poder de visibilidad.

Sì, siempre estuve en las mismas casas, esas en donde se desarman las camas y se ponen luces que me gustan masticar, donde la mùsica no molesta, en donde podemos ser entes agrupados o solitarios.

Ahora, las potencias mineralizadas que cayeron hacia las rodillas fracturadas sanàndolas, fundaron un nuevo modo de estar, ese que me permite verte en detalle.

En la ciudad estoy parecida a las antenas que naufragan sobre los techos. Quedan bien a pesar de tener esos cables sin utilidad, tienen algo, pero fueron superadas. Al igual que las antenas necesito ayuda extra para que el mensaje sea claro. En este momento, por ejemplo, te estoy ofreciendo una imagen que està colapsada por las lìneas veticales, se va la señal, y la programación no es nada divertida. Se que no subirìas al techo a ayudar. No sos hèroe de nada y tampoco lo pretendo. Asì, estàs bien.

Y en cierta forma toda la alquimia y ritos funcionaron. Porque no te tengo, pero sì logrè tenerme. Porque huir estando no es triste ni malo. Porque me hablaste por obligaciòn, pero me hablaste. Porque sigo acumulando en los frascos distancias tuyas, que se acercan a mis manos cada vez que necesite acariciarlas. Puedo no controlar las situaciones, pero puede verte. Los ojos se sanan.

A partir de esa determinaciòn, se que si sigo recorriendo los lugares, ya no puedo pasar desapercibida, esos saludos vacìos volveràn a tener lugar en algunos dìas. Fue y seguirà siendo el lado negativo de la situaciòn, si quiero estar un poco màs cerca de vos. Aunque vos no me necesites.
Entonces, puede ser, que llore un poquitito.
Y me maldigo porque optè hablar por culpa y/o recomendaciòn de la tarotista (que despuès me dijo que todo lo dicho no servìa, porque cuando predecìa algo en un dìa que tenìa nùmero impar, eran mentiras. Nada se cumplìa)
Igual, todas esas acciones que fueron de utilidad para poder hablarte y mirarte, cuando por fin dejè de pensar en vos y pude razonar sobre la realidad y los momentos, reaccionè que lo habìa soñado.
Te habìa soñado.
Pero igual te convertiste en realidad.

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