viernes, 13 de enero de 2017

.......

Ayer la Luna empezò a supurar cariñosa
palabras de arrumacos con sabor a jugo
exprimido sin azùcar,
y todo el alùd de luz caìa directo
a la palma de mi mano derecha.

la calle de tierra hacìa picar los ojos
y los pies iban sintiendo cada piedrita.
los sucuchitos donde los albañiles guardan los  materiales
oficiò de refugio para poder escribir tranquila.

¿què vi ayer, cuando el insomnio me obligò a pasear?

vi al Sol bailar por haberse emborrachado con el agua de Marte,
vi a las constelaciones desarmarse y crear nuevas figuras:
vi la distancia que existe entre nosotros, sòlo porque vos
lo decidiste, y tambièn vi a las excusas con pasaportes siderales.

vi un corazòn que estallaba
una pierna amputada
unas pestañas enredadas
y algunos suspiros rectangulares.


Pude oìr el sonido que las hojas y las  ramas hacen cuando
chocan entre sì y tambièn el caminar ligero de las hormigas
que predecían la tormenta.
Eso me hizo recordar el ruido de los besos
que volaban desde tu mejilla hasta el cuello, 
hasta los brazos ......hasta los dedos cortados y cicatrizados. 

Despuès avancè  por entre los caminos que los animales
dejaron por la rutina y lleguè hasta una tranquera que conducìa a una 
casa de fin de semana bastante abandonada. Hermosa, por cierto.
Olor a vereda caliente que se moja con la humedad de la noche.


Me tirè en el patio, abrì la mochila y armè un picnic nocturno;
releì a Calvino hasta reventar de cansancio. 
Los caracoles marcaron las pàginas con sus babas y los
mosquitos decoraron con puntitos rojos las piernas.

Ya, cuando todo parecìa dicho,
me arrepentì de no contarte la salida
y que me cuentes si vos habìas salido.
Guardè algunas cosas y volvì a casa.

Comprendì que ya me mataste de emociòn  hace rato.
Y no hay un  fin ni otra vida que pueda eliminar el llantito divertido 
por el logro de haberte obtenido en cuotas. El famoso, pasito a pasito.
Que recièn ahora (porque reacciono a destiempo) estoy sonriendo del halago que significò
para mi descuidada almita.

Salvo la Luna, claro. Que me hipnotiza y obliga a que le de charla y guarde su luz.

Salvo los Libros, por supuesto, que me muestran la realidad de diàlogos no dichos.

Salvo la cursilerìa, muy demàs aclarlo.

Salvo, quizàs, tu vida cuando se deje nombrar.




No hay comentarios:

Publicar un comentario