Pasaste a buscarme tocando con seguridad el timbre de la casa,
mi amiga abriò la puerta, vino hasta mi pieza y me dijo "se puso lindo para vos".
A mi no me gustabas asì, con pantalòn largo, chomba y una camperita que seguro te habìa salido cara.
(se notaba) No me sentìa còmoda de entrada viendo tu status en las pilchas.
El pelo estaba despeinado y el olor a agua de colonia o quizàs algùn perfume,
se sentìa en el aire y me daba dolor de cabeza, ganas de vomitar.
Igual dije que estabas lindo, aunque no pensaba eso.
Te habìa conocido diferente y no querìa eso asì: formal.
Caminamos un toquecito por la diagonal y fuimos hasta el parque o plaza
-algunos me dicen que parque sì y otros que parque no-
nos sentamos enfrentados, a caballito sobre el banco de cemento y hablamos sobre los àrboles,
los amigos invisibles, las carreras elegidas, el trabajo, de miles de huevadas. Ya querìa irme.
Aburrida.
Pero te miraba y asentìa, contestaba, sonreìa o no. Creo que no reì en ningùn momento.
Sì, cuando contaste una anècdota de tu mamà en un ascensor de hotel. Como si te hubiera pedido
a gritos que la nombres a ella.
Despuès vinieron los silencios y miraditas cruzadas, era el momento del beso, sin dudas.
Pero no.
Empezaste a charlar sobre tus gustos musicales y me dieron ganas de bostezar.
Entonces te pedì disculpas, dije que tenìa frìo y me parè con ademàn de caminar.
Te quedaste sentado y me saludaste con la mano. Que me llamabas. Nos escribimos o
algo de eso murmuraste.
Cuando pasè por el costado de tu auto lo rayè con la llave y le tirè nafta para
acto seguido incendiarlo.
Cuando te vi venir te dije que lo hacìa por amor.
Pd: Todavìa no me acuerdo si esto lo soñè anoche o diez minutos antes de venir a trabajar o si es la primera cita que una amiga tuvo con su primer ex.
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