"A
veces algùn reportero compasivo les pregunta para què sirve la
poesìa en este mundo deshumanizado y consumista" (Contra los
poetas, Alejandro Zambra)
Entonces
abriò la puerta izquierda de la cómoda antigua
y empezó a relojear la caja donde estaban
los cuadernos gordos anillados que los trabajadores de un
ministerio le regalaban para que escriba, donde los garabatos de la
secundaria daban pena, y en donde los papeles sueltos
se superponían y los collages que a esta altura le
dan màs vergüenza que orgullo. (Aunque daten de la semana
pasada)
Tuvo
que sacar la caja que alguna vez fue encomienda, portadora de
fanzines y casettes comprados por catàlogos gracias a su amiga de
papel. Despuès,
tuvo que lidiar con los recortes periodísticos sobre
excavaciones en busca de restos fòsiles, para seguir con un sobre
madera con todos los estudios mèdicos, continuando con otros folios
donde estaba todo lo que hace referencia al conflicto de los paìses
de la llamada zona de la medialuna.
Se
agotò antes de llegar, pero cuando tuvo lo que querìa leer se
alegrò. En parte porque en ese pequeño librito casero a base de
fotocopias no avanzò màs que a sus conocidos.
Frases,
dibujitos, puemas y metàforas que le dan ganas de no hacerse
cargo. Aunque por el momento se siga identificando.
Reflexionò
sobre el premio otorgado por un cuento corto. Tratò de cuestionarse
por què habìa sido el ganador si no tenìa nada de especial. Los
comparò con los otros perdedores que tenìa gracias al intercambio.
Dejò el pasado de lado y siguiò en su bùsqueda.
Antes,
se sentò sobre la cama y volviò a releer a Zambra, su casi
predilecto en esos dìas que un objeto le viene a la mente.
Seleccionò otro color para subrayar las oraciones favoritas de
dicha fecha.
Se
perdiò en frases y se dio por enamorada (sòlo en el tiempo de
lectura) de Vicente, de Oliverio y de Delmira.
Despuès
sacò el libro sobre religiones editado por el Diplò y decidiò que
leer sobre el estado actual de las nuevas cruzadas silenciosas que se
materializan en bombas, era màs importante.
En
internet encontrò pocos textos de actualidad pero en cambio sì
muchas imàgenes. Cuerpos mutilados, padres con sus hijitos muertos,
algunos cuerpos apilados, otros sòlo el torso; en otras fotos las
casas desplomadas y los cuerpos reventados. Todo bajo el supuesto
llamado a la conciencia del mundo bajo el lema de "hazlo
viral" . El horror y la muerte no conmueve ni asusta a
nadie, se naturalizó. Es algo normal. Normativas capitalistas.
El
perro empezò a ladrar y entonces saliò. Era el vecino que no dijo
nada en concreto, sòlo un balbuceò algo similar a "opskddfgè"
sin sacarle la mirada ... Estaba en tetas, porque en su casa anda en
tetas porque hace calor.
El
tipo se incomodò ante algo que sì deberia ser natural: el propio
cuerpo. Pero estaba segura que no mirarìa con ese asombro las
fotos de las muertes que va dejando la guerra y en ocasiones el
hambre a la vuelta de la casa.
No
le importò lo que podrìa pensar el tipo; y entonces tratò de
rebobinar en sus neuronas por què habìa sacado todo de su lugar
despuès de leer el cuasi manifiesto ·Contra los Poetas.
No
pudo hacer foco en ningùn recuerdo. Mirò el librito pero no
encontrò nada guardado o escondido.
Durante
el resto de la tarde durmiò la siesta sobre el piso de la cocina.
Soñò
con puertas oxidadas, con las ropas tendidas en los alambrados que
cercan a los invernaderos, con camioncitos de plàstico, y con las
bicicletas colgadas en los bicicleteros flotantes de la fàbrica.
Soñò con muchas risas. Con un recorte de la infancia
donde sòlo era feliz.
No
se volviò a despertar.
Anda
asì.
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