miércoles, 18 de enero de 2017

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"A veces algùn reportero compasivo les pregunta para què sirve la poesìa en este mundo deshumanizado y consumista" (Contra los poetas, Alejandro Zambra)

Entonces abriò la puerta izquierda de la cómoda antigua  y empezó a relojear  la caja donde estaban los cuadernos gordos anillados que los trabajadores de un ministerio le regalaban para que escriba, donde los garabatos de la secundaria daban pena, y en donde los papeles sueltos se superponían y los collages que a esta altura le dan màs vergüenza que orgullo. (Aunque daten de la semana pasada)

Tuvo que sacar la caja que alguna vez fue encomienda, portadora de fanzines y casettes comprados por catàlogos gracias a su amiga de papel. Despuès, tuvo que lidiar con los recortes periodísticos sobre excavaciones en busca de restos fòsiles, para seguir con un sobre madera con todos los estudios mèdicos, continuando con otros folios donde estaba todo lo que hace referencia al conflicto de los paìses de la llamada zona de la  medialuna.

Se agotò antes de llegar, pero cuando tuvo lo que querìa leer se alegrò. En parte porque en ese pequeño librito casero a base de fotocopias no avanzò màs que a sus conocidos. 
Frases, dibujitos, puemas y metàforas que le dan ganas de no hacerse cargo. Aunque por el momento se siga identificando.

Reflexionò sobre el premio otorgado por un cuento corto. Tratò de cuestionarse por què habìa sido el ganador si no tenìa nada de especial. Los comparò con los otros perdedores que tenìa gracias al intercambio. Dejò el pasado de lado y siguiò en su bùsqueda.

Antes, se sentò sobre la cama y volviò a releer a Zambra, su casi predilecto en esos dìas que un objeto le viene a la mente. Seleccionò otro color para  subrayar las oraciones favoritas de dicha  fecha.

Se perdiò en frases y se dio por enamorada (sòlo en el tiempo de lectura) de Vicente, de Oliverio y de Delmira.

Despuès sacò el libro sobre religiones editado por el Diplò y decidiò que leer sobre el estado actual de las nuevas cruzadas silenciosas que se materializan en bombas, era màs importante. 
En internet encontrò pocos textos de actualidad pero en cambio sì muchas imàgenes. Cuerpos mutilados, padres con sus hijitos muertos, algunos cuerpos apilados, otros sòlo el torso; en otras fotos las casas desplomadas y los cuerpos reventados. Todo bajo el supuesto llamado a la conciencia del mundo bajo el lema de "hazlo viral" . El horror y la muerte no conmueve ni asusta  a nadie, se naturalizó. Es algo normal. Normativas capitalistas.

El perro empezò a ladrar y entonces saliò. Era el vecino que no dijo nada en concreto, sòlo un balbuceò algo  similar a "opskddfgè" sin sacarle la mirada ... Estaba en tetas, porque en su casa anda en tetas porque hace calor.

El tipo se incomodò ante algo que sì deberia ser natural: el propio cuerpo. Pero estaba segura que no mirarìa con ese  asombro  las fotos de las muertes que va dejando la guerra y en ocasiones el hambre a la vuelta de la casa.  

No le importò lo que podrìa pensar el tipo; y  entonces tratò de rebobinar en sus neuronas por què habìa sacado todo de su lugar despuès de leer el cuasi manifiesto ·Contra los Poetas.

No pudo hacer foco en ningùn recuerdo. Mirò el librito pero no encontrò nada guardado o escondido.

Durante el resto de la tarde durmiò la siesta sobre el piso de la cocina.

Soñò con puertas oxidadas, con las ropas tendidas en los alambrados que cercan a los invernaderos, con camioncitos de plàstico, y con las bicicletas colgadas en los bicicleteros flotantes de la fàbrica.  Soñò con muchas risas. Con un recorte de la  infancia donde sòlo era feliz.

No se volviò a despertar.

Anda asì.



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