jueves, 23 de febrero de 2017

Una cucharada de sonrisas pegadas en la pared; ella me corta el pelo mientras charlamos de vos.
En verdad nos burlamos: de cosas sutiles y de paisajes inventados realmente hermosos. Te gusta el mar, el agua. Tus veranos con ella es la carcajada donde se escupe la comida y el pelo queda torcido. Y reìmos.
Mucho. Muchìsimo. De imaginarte brazeando en el mar, nadando crol, de tu cara. Y por otro lado bautizamos el corte con tu nombre.
Aunque por dentro calculo fechas y trato de recordar què estaba haciendo.
Ahora sì: vos vacacionabas enamorado y yo trabajaba para poder comer. Y creo que tu clase social me desagrada. y supongo que cuando me conociste te diste cuenta y mi clase social te desagradò.
No tenès el aguante verdadero para gederla. Supongo.
¿Te aguantarìas pasear de la mano por Villa Spada?  ¿Alguna vez tribuneaste un trapo posta? Ya no me importa, tu calle que pateàs no es la misma que la mìa. La garita y la espera al lado del Midland Railway  no son las mismas que el Roca. Lamento que no hayas tenido esa escuelita para saber còmo revolear un cascote y que la ropa quede como quede seguirla usando; tu ropa es impecable.
De todas maneras,  en las shis shas shis shas de las tijeras, aprendì que tenìa estas ùltimas cositas para despojarme y sacarte de mi.
No sos una persona real.
Ya no.

Preparamos el matecocido en equipo. Colamos la yerba, y confieso que detesto el verde. No quiero esa taza, por favor.
Todas las fibras, crayones y demás objetos pinturiles de ese color, las guardo aparte. Tengo alguna que otra ropa de ese tono, pero es para usar los dìas que no me quiero.
Todos estos apuntes de salòn, iban a la conclusiòn que es muy gracioso y divertido reirme de vos. Y  sòlo por el motivo que hasta hace unas horas te lloraba.
Lloraba porque existen las excusas que generaron este tanto tanto tanto tiempo esperando  para que sepas que existo. Y la verdad,  me arrepiento de haberme visibilizado. estaba mejor los otros años. Vièndote de lejos.
Ahora sòlo tengo tu dibujo tatuado
y una sonrisa constante
porque  no me quisiste. y tal vez fue porque no fui suficiente para tu acomodo social.




*Cuando tus amigas te cortan el pelo,  nacen  confesiones absurdas que resultan  eficaces para desamar*


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