los àrboles empiezan a vestirse de moho y a despojarse de sus hojas sonajeras.
hay un clima desolador en los cableados, comienza la temporada de recibir ramas quebradas.
marzo siempre serà el limbo para que abril se muestre con la cara ausente pero con abrazos
de vientos que hacen zarandear a las pocas retamas que se agarran con fuerza de la tierra.
empiezan a llorar los insectos, asì largan de sus ojos semillas lagrimeras aptas para que
resistan al invierno venidero.
los àlamos siempre amenazan con quebrarse, pero nadie los quita, el reflejo de los pocos rayos
solares sobre sus cuerpos, nos regala ese plateado musical. es todo un evento.
el cañaveral, estilo casita, protege de los perros hambrientos que ansìan los tiempos de picnics.
ahora, que llega el otoño lleno de colores y mapas marcados, es tiempo de huir y salir
a aspirar cadàveres de palabras.
y nosotros sabemos mucho de eso.
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