la humedad de la cuchilla se potencia
cuando revuelve los jugos intestinales;
la daga, siempre pretenciosa, corta suave
las plantas de los pies y tiñe las hojas con
venas convencidas que estàn haciendo polìtica.
el cuchillo, el ùnico del bosque,
lo tiene clavado en la sien,
ella relame las palabras que van
deslizándose hacia el cuello.
està recostada sobre consejos mal
interpretados.
tapada con reacciones inanimadas.
y el desprecio intenta hacerla dormir,
en cada cuchillada que le vas asestando.
aunque sabemos que quisiste ser directo, con
una caìda violenta directa al corazòn.
pero erraste. no fuiste mortal.
y cuchillada tras cuchillada
ella
va comiendo
tus
asuetos amorosos.
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