jueves, 5 de octubre de 2017

Mi lugar favorito cambiò los colores pero
no deja de ser triste y lleno de ansiedad.
Tratè de tener el positivismo que tenès vos,
y que sòlo una vez te escuchè decir,
pero no me sale. Fueron años de espera
para unas palabras hermosas que las anotè
ligeras y desordenadas  mientras el taxista me charlaba de lo
difìcil que era trabajar en el turno noche.

Me miro de reojo en el espejo que hay en el baño
mientras me cepillo las piezas dentales, y creo
que soy muy fea con estas arruguitas acentuadas de  tanto 
apretar los ojos  y con estas nuevas canas
regadas por las penas de las ausencias y decisiones.

El ùltimo pibe que dijo pasarla bien conmigo
fue violento. Malo. Y si fuera por èl, hoy, serìa
merecedora de su amistad. Fue lo que me ofreciò
despuès de decirme que èl se dedicaba a probar personas.
¿No probàs vos?
No, contestè, con sus agresiones de borrachera del dìa anterior
clavándose en el ùtero.
Cosa rara las personas que saben camuflarse; escondiendo su
oscuridad.
Mi lugar favorito cambiò los colores y por suerte
sigue siendo maravilloso aunque el miedo aparezca
chorreando sangre desde mi vagina hasta enchastrarme 
los talones.
De la violencia no quiero nada. Menos engendrarla.
Mi lugar favorito acaba de cerrar.


 

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