viernes, 17 de noviembre de 2017

pateo las cajas donde los recipientes descansan y con el golpe estallan.
 las sàbanas chorrean y la cama queda convertida en el ataúd que nos duerme.
los lamentos son fotos de vacaciones donde todo fue oleadas de disgustos.
tengo este presente discontinuo, que vivo a retazos de pesadillas e insomnio
en donde hacer amigos es frivolizar las charlas y no pensar en los males actuales.

el cine, las pelìculas, las bandas, los recitales, las muestras, las exposiciones:
nunca estàs. nunca vas. nunca te veo. a la pasada, en algùn lugar pero donde gana la pose
y los registros son prioridades. no las charlas, no los sentimientos aturdidos. no la nada.

acurruco los puños y desafino el ambiente. salgo a hurtar carteles de las obras en construcciòn.
camino de noche y me siento en el puente para sentir la campana que da aviso al paso del tren.
miro las zapatillas despegadas, rotas, percudidas. y no voy a comprarme otras.
no pienso salir a buscarte otra vez. la terraza habilita el olor del viento y de calesita que se desprende.
pasan barriletes y nubes que se caen, rebotando en la pared escrita. te desnucan.
sòlo miro desdenosa la escena. me desvisto y bailo pensando en la canciòn favorita.





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