miércoles, 14 de marzo de 2018

el chico que me gusta tiene los ojos como miel:
le chorrean palabras invisibles y melosas
sin saberlo. el lamerlas era un deleite.

tiene los brazos largos,  pero no me abrazan,
aunque pueden dar toda la vuelta por mi cintura.

tambièn tiene el andar recto, como entrenado,
como si los pasos ya fueran calculados.
anda ràpido. le sigo.

tiene costillitas que puedo contar cuando
memorizo la cartografía de su piel.


sonrìe, pero se riò cuatro veces por cosas
que dije. hablaba en serio, pero le hacìa risa.


el chico que me gusta tiene fuerza,
puedo apoyarme y no caerme,
pero su cabeza fue màs allà con
un pasado donde no habitè
y caì.

tropecé, trastabillè, y vi la estampida.
la predije. pero èl no escuchò. o la generò o era parte
de la nebulosa fantàstica que me vestìa.
las rodillas lastimadas, casi sangrando,
todas raspadas y las manos sucias por
querer protegerme.

el chico que me gusta siguiò caminando
y nadie ayudò a mi cuerpa doliente.
mi cerebra se atascò.
y quedè ahì.
sabiendo que alguien me riega
y ahora ando
con brotes florales.

hermosos todos.




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