Quizás el temblor similar que se siente al romper un plato, vaso o cualquier objeto familiar.
El reto, el enojo, quizás una cachetada leve o, lo más insufrible: la penitencia y la siesta obligada.
Ojalá ese rincón para pensar no me lo des vos.
Mejor que digas que sí.
Quiero reír.
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