La penitencia y la siesta obligada.
Pensar. Descansar.
Rincones oscuros del enojo, que suelen
eliminar:
el ruido de las olas contra la ropa,
el temblor sin disimulo al examinarnos,
¿Qué tanto de todo hay?
Verte gesticular en composición
con el sobrepensamiento.
Dinamitar.
Y seguir en formato presagio: el único sueño desordenado que tengo/lleva tu nombre.
Colisión de disciplinas.
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