dadaísta desde la visión de parque reforestado,
al ritmo de frenadas irrespetuosas pierdo el sentido y ardo
en palabras que no pueden pronunciarse. una planta germina en la mano
que a su vez debería acariciarte. te piensan los dedos, los codos austeros,
las piernas entrenadas, y en el cielo, en las nubes reunidas por tonalidades,
las oraciones más bonitas encuentran la forma de tu brillo corporal. derraman tintas.
tanto que casi el mensaje a enviarte fue: ¿muere Bambi?
porque todo siempre, remito a filas de ciervos veloces,
con finales diversos.
soy sierva estampando el lenguaje en el tiempo de quimeras deliradas.
con el temor a que no entiendas la forma y manera en que te admiro.
por eso, sólo en sueños, te escribo.