dudo hasta de esto
por el empeño
de haber soñado tanto.
pero las veredas rotas, y las hojas secas
en las baldosas marrones y ocres, que salpican y llevan
nombres propios, y los
brotes y florcitas de cerezos y durazneros,
y los tilos y mis alergias, y el aire contaminado
y los edificios en construcción
los cinco perros,
las plazas y las gentes y las toneladas de ropa en oferta convertidas en una
gran fusiòn que rodeo y anhelo cruzarte
pero muerdo el cordón.
y aunque no me viste
te agradecería que dejes de cuestionar
mis rodillas peladas
y entiendas de lo que te hablo.
pero el ombù y el rayo.
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