Azótame las rebeliones de las palabras que se tercerizan paganamente y huele mi piel,
es molotov pura, porque sos el silencio cómplice en planta permanente chorreando sangre
mientras seguís escupiendo balas. Quisiera incendiar el derroche de cinismo y encarcelar a la
hipocresía de tu estatus que te hace intocable ante determinadas estructuras ideológicas,
pero no ante l@s insurrectos. Alcanza en el vuelo los discursos idiotas y las posturas
nauseabundas fogoneados por acumular migajas televisivas.
A
la intemperie dominamos el fuego conspirador y analógicamente el
conflicto se expresa escurriendo pensamientos. Y se pone en práctica
mutilar, ídem tras ídem, a la inocencia indispuesta de liberación.
¡Qué dolor!
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