lunes, 26 de marzo de 2012

KLINIKA-MENTHE

        Tu presencia, símil
sueño de golosinas,
suprime  la mutación
de los andamiajes
dispuestos a ofrecerse
para  reconstruir las
justificaciones transmitidas
desde tus pulmones contaminados.
Me limito, involuciono, cambio,
acentúo los desfasajes de las ideas
corrompidas por la ceguera de
los kilómetros para intentar
defenderte de un imaginario
social.



Las vinculaciones turbulentas
transforman tus besos  amplios
en barcos de papel,
registrando las crisis,
deslizándose las señaléticas
cósmicas, reflejando desde el faro
abandonado el universo de
los siguientes pasos,
generando nuevas perspectivas
a las repeticiones forzadas...
matándonos... felices de rompernos.


Obligada  corrompe
las enunciaciones,
pero intolerando la  realidad.
La conciencia ciega lucha
acelerando palabras e impulsos
mediocres, cambiando tus palabras
por una emancipación cualquiera.
(con tal de molestarte)


Te desafío a que atrapes y subrayes
las melancolías permanentes.
Ellas, instrumentos de mis calumnias, han
escapado en un Pegaso  rengo, inestable y
malhumorado.
Las necesito para revoleárselas a tus
frases de ocasión. Es una gran imposición
de mis certezas. Necesarias para desmoronar
las clonaciones de tus rechazos.


Inseminame artificialmente
lágrimas de pasto,
abrúmame con desbordes
de complejos  mentales especializados,
atravesame con tus  crisis especuladas,
pensame agotada de brisa
declinando  hacia las hojas olorosas y
cuestionando las expresiones  neuróticas
de las palabras que fosforecen
por debajo de la cama,
así  tus  movimientos  conocen  
los innecesarios tejidos  proyectados
 de mis piernas holgazanas.


Tentada en la mesa de
vomitar burbujas de jabón,
acumulo  complicidad en
los favores desencontrados.
Y con respeto y sagacidad
devuelvo lujuriosamente al aire
 con insistencia todas las burbujas interiores
sobre la comida, sobre los muebles
andantes, sobre el televisor ególatra ,
sobre las nubes viajeras. Por todos los
caminos. a cualquiera que se
cruce o huye.  Vomito. Vomito y vomito.  Sonrio. Rio.
Ahuyento la carcajada. Vomito y vomito.
Al final me deshidrato por jugar.



Solicito metáforas viajeras,
el mapa territorial de tu cama  y
los escondites de tus sábanas que no
son tan secretos. Ruego por desmenuzar
las imperfecciones poéticas de
tu cuerpo, insuficiente de flores sonrientes.



Destejo las dudas
para compensar tus errores
de niño acontecimiento.
Mientras tanto pienso presentes.

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