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Cuando te fui a buscar no es que podía hacerlo porque sí, estaba empapada de terror al abandono,atrapada en las pesadillas que fabricaste y dejaste en la almohada; estaba al borde del suicidio emocional.
Te fuiste sin importar lo que sentía, pero en verdad te habías ido hace rato de acá, sólo lo afirmaste con palabras dubitativas.
La mínima esperanza es esperar algún abrazo huérfano,
algún compás de sonrisas que de vez en cuando dabas
sin importarte las ilusiones que creabas en la casa.
La falla es que nada de fobia tenés, en cambio los caracoles
que avanzan despiadados se encargan de adosar al colchón
cicatrices de besos.
tus besos.
siento miedo. mucho.
sin vos,
sin tus abrazos rogados,
siento asco de mi.