Y sin dudas el sol que quemaba quiso que nos viéramos cargados de pasados sin olvidar.
Iba a velocidad cósmica en la bicicleta ruidosa mirando los pastos que nacen al costado del asfalto cuando tus vibras paralizaron lo pedales. Sin actitud la cara se sonrojó y no atiné a nada, sólo a reprimir el llanto que pedía salir al aire carcelero.
Tu andar monístico y tu pelo sucio escandalizaron al cuerpo, porque a pesar de todo sigue soñándote, cruzando fantasías doradas y plumas de colores como era la habitación en el momento en que nos abrazábamos.
Pero nada, no se sabe si el tiempo avanzó, si se estancó o si realmente existió en ese flash de sensación...
Quedé pensando en la esperanza y miraba hacia las nubes esperando algún mensaje tuyo; pero nada. Nada de nada. La pena quería volver y el río no lo permitió.
La noche tampoco.
Pero de tu parte que construí, parece que a eso te dedicás.
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