viernes, 9 de noviembre de 2012

vos

Entonces desperté con tu respiración entrecortada
babeando la almohada sin funda, abrigado por mis brazos.
Y el Sol entraba despacito y suave desde las tazas sucias de la noche
en que nada dijimos más que dolores obligados para alejarnos.
Pero volviste, o apareciste, o te atraje, o te obligué, o ni idea cómo
y por qué. Pero de nuevo tus manos idas abrazaron mi espera
llorosa y sin querer sonreí.
Y quizás sin quererlo pero deseándolo te quedaste calmando
los miedos de la tormenta que gritaba desesperada un corte de luz
para que las sombras se transformen en monstruos perseguidores
de la infancia.
Todo eso hoy  hizo que a pesar de la lluvia venidera sonría.

-es lindo aún tenerte en los sueños-

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