jueves, 16 de mayo de 2013

Apuro

En la corrida ansiosa de despertarte sin querer
administrar las manos, tropezaste con mis piernas
y volaste hasta el arco iris metálico de fechas escritas
en el espacio del segundero del despertador.
Amaste rápido el libro y huiste sin ganas por
los párrafos marcados.

Volvé. Un segundo nada más.

Pedaleá. 

Y caete.

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