viernes, 24 de octubre de 2014

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Todo se rellena con pasta a base de fruta procesada
que va pegándose en la entrepierna de la serpiente anudada
como lapicero sobre el cajón de casettes que tienen la cinta cortada.
Tenaz, sagaz, despreocupada, amigable y algo que está borroso.Adjetivos
que definen personalidad de un signo zodiacal que se está inventando mientras
las frutillas a punto de explotar gritan porque no quieren ser trituradas por el filo
del electrodoméstico. Gritá, dale gritá fuerte en el ombligo de las penas que
están balanceándose en el tronco del patio y sudando las distancias entre
las madreselvas y las gotas del sauce.

Si una tarde de otoño no hubieses barrido las hojas que se aplastaban con nuestras
espaldas contracturadas por la presión de la burocracia que nos dan de comer, quizás o a lo mejor, ahora, en estos momentos que ya no estás, podríamos jugar a la oca o al ludo matic, lejos,
bien lejos de los que protestaban por el ruido como así evitaríamos pelear por elegir colores.
¡Amarillo! Siempre elegí el amarillo,tanto en  los chupetitos de plástico, pulseritas con olor,
lapiceras, fibras, crayones, y en todos los olores andantes. Sumé al violeta, pero no había fichas violetas.
Vos no elegías. Agarrabas, jugabas, hablabas, cantabas, mirabas, tocabas, te ibas y caías.
Siempre.

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